- Yo también, dijo el rabino.
Un abrazo. Mari Cruz
http://cruzcoaching.blogspot.com/2009/06/petalo-96-necesitas-muebles.html
La imagen es de un blog precioso de poesía
03-Julio-2009 Leonardo Boff
Ninguna sociedad tanto en el pasado como en el presente vive sin una ética. Como seres sociales, necesitamos elaborar ciertos consensos, cohibir ciertas acciones y crear proyectos colectivos que dan sentido y rumbo a la historia. Hoy, debido a la globalización, se constata el encuentro de muchos proyectos éticos, no todos compatibles entre sí. De cara a la nueva era de la humanidad, ahora mundializada, se siente la urgencia de una base ética mínima que pueda conseguir la aceptación de todos y hacer así viable la convivencia entre los pueblos. Veamos sucintamente como se han formulado las éticas en la historia.
Una fuente permanente de ética son las religiones. Éstas animan valores, dictan comportamientos y dan significado a la vida de gran parte de la humanidad, que, a pesar del proceso de secularización, se rige por una cosmovisión religiosa. Como las religiones son muchas y diferentes, las normas éticas también varían. Difícilmente se podría fundar un consenso ético basado solamente en el factor religioso. ¿Qué religión tomar como referencia? La ética fundada en la religión tiene, sin embargo, un valor inestimable por referirla a un último fundamento que es el Absoluto.
La segunda fuente es la razón. Fue mérito de los filósofos griegos haber construido una arquitectura ética fundada en algo universal, precisamente la razón, presente en todos los seres humanos. A las normas que rigen la vida personal las llamaron ética y a las que presiden la vida social las llamaron política. Por eso, para ellos, la política es siempre ética. No existe, como entre nosotros, política sin ética.
Esta ética racional es irrenunciable, pero no cubre toda la vida humana, pues existen otras dimensiones que están más acá de la razón, como la vida afectiva, o más allá, como la estética y la experiencia espiritual.
La tercera fuente es el deseo. Somos, por esencia, seres de deseo. El deseo posee una estructura infinita. No conoce límites y es indefinido por ser naturalmente difuso. Cabe al ser humano darle forma. En la manera de realizar, limitar y dirigir el deseo, surgen normas y valores. La ética del deseo casa perfectamente con la cultura moderna que surgió del deseo de conquistar el mundo. Adquirió una forma particular en el capitalismo con su afán de realizar todos los deseos. Y lo hace excitando de forma exacerbada todos los deseos. La realización de deseos se relaciona con la felicidad, pero actualmente, sin freno ni control, puede poner en peligro la especie y destruir el planeta. Necesitamos incorporarla en algo más fundamental.
La cuarta fuente es el cuidado, fundado en la razón sensible y en su expresión racional, la responsabilidad. El cuidado está ligado esencialmente a la vida, pues ésta, sin cuidado, no se mantiene. De ahí que haya una tradición filosófica que viene de la antigüedad, de la fábula-mito 220 de Higinio, que define al ser humano como siendo esencialmente un ser de cuidado. La ética del cuidado protege, potencia, preserva, cura y previene. Por su naturaleza no es agresiva y cuando interviene en la realidad lo hace tomando en consideración las consecuencias benéficas o maléficas de la intervención. Es decir, se responsabiliza de todas las acciones humanas. Cuidado y responsabilidad andan siempre juntos.
Esta ética es imperativa hoy. El planeta, la naturaleza, la humanidad, los pueblos, el mundo de la vida (Lebenswelt) están reclamando cuidado y responsabilidad. Si no trasformamos estas actitudes en valores normativos difícilmente evitaremos catástrofes en todos los niveles. Los problemas del calentamiento global y el conjunto de las distintas crisis sólo serán resueltos en el espíritu de una ética del cuidado y la responsabilidad colectiva. La ética de la nueva era.
La ética del cuidado no invalida las demás éticas, sino que las obliga a servir a la causa principal que es salvaguardar la vida y preservar la Casa Común para que siga siendo habitable.
Leonardo Boff es autor de El cuidado esencial: ética de lo humano-compasión por la Tierra (Trotta)
Sois muchos los que os habéis interesado por este tema y me habéis pedido que le dedicara un artículo. ¿Cómo trabajar bien desde casa y ser productivo? Es todo un reto, sin duda, porque a nuestro alrededor tenemos multitud de distracciones y puede resultar complicado concentrarse.
Yo personalmente tengo la oficina en casa y estoy bastante satisfecho con mi rendimiento. Eso sí, intento mantener una rutina y ciertos hábitos que creo dan buen resultado y que me gustaría compartir con vosotros.
Es un tema importante, porque, además de la cantidad de freelances y profesionales que trabajamos desde casa, quien más y quien menos, aunque trabaje en una oficina, ha tenido alguna vez que hacer algo desde casa.
Que uno trabaje en casa no significa que no haya despertador, maldiciones al levantarte de cama y un horario que cumplir. No hay atascos ni metros ni prisas, eso sí, pero es esencial proponerse y cumplir a raja tabla un horario de trabajo. Piensa y mentalízate que “vas a tu oficina” a hacer tu trabajo.
Es cierto que hacerlo desde casa ofrece más flexibilidad y libertad de horarios, pero nunca podemos utilizar esa libertad para fomentar el caos y la desorganización, sino para preservar y potenciar nuestra creatividad e inspiración.
Crear rutinas estudiadas te ayudará a ser más productivo desde casa. Fija momentos especiales del día para ciertas actividades y reserva otros para el trabajo puro y duro. Por ejemplo, yo suelo escribir un artículo al levantarme, cuando estoy más fresco; leo y estudio a partir de las 17:00, nunca antes; suelo pasear por un parque cercano antes de comer; como siempre a la misma hora; leo feeds a última hora del día, etc. Yo he comprobado que eso me funciona. Tienes que crearte unas rutinas y horarios basados en tus “biorritmos productivos” y preferencias. ¡Y no saltártelos!
No debemos utilizar la flexibilidad y libertad de horarios para fomentar la desorganización sino para potenciar nuestra creatividad e inspiración.
Especialmente si tu casa va a ser tu “cuartel general” diario es muy importante cuidar el entorno de trabajo. Ha de estar bien iluminado, ventilado, despejado, limpio y sólo con aquellas cosas que de verdad vas a necesitar. Tu mesa de trabajo tiene que ser un “lugar de creación” donde explotar tu talento.
Despeja, aligera y limpia cosas con frecuencia. Pon mucho empeño en esto porque un ambiente poco propicio puede influir negativamente en tu rendimiento e inspiración. Y viceversa.
Asimismo, vístete adecuadamente. Nada de trabajar en pijama y sin ducharte. Hay que estar cómodo, por supuesto, pero manteniendo una compostura y siendo rigurosos y respetuosos con tu trabajo. Piensa que estás en tu oficina “rodeado” de otras personas.
Es completamente necesario tener unos objetivos muy claros para cada día: qué tareas he de completar, qué actividades he de hacer, qué tengo que terminar. Tienes que tenerlo muy claro y “grabártelo a fuego” al comenzar el día. Eso es lo único que cuenta hoy y lo que tengo que terminar bien para tener éxito. Ponte a trabajar en ello ya y sin demoras. (De verdad que no tengo palabras para recalcar este punto, es de verdad la clave de todo.)
Es como si el día que estás a punto de comenzar fuera un proyecto independiente, un “nuevo producto” que tienes que lanzar… todo se desarrolla en un solo día, comiénzalo y termínalo en el día. Hazlo con toda tu pasión y energía.
Piensa además que como “proyecto” que es tiene una importancia e impacto en tu trabajo. Aprende a saborear la importancia de cada cosa que haces. Valórala en su medida y verás que encaras cada tarea de un modo distinto. (Realmente esta receta vale para cualquier entorno y momento, no sólo para trabajar desde casa, pero ayuda y mucho inspirarte así al comenzar el día.)
Cada día ha de ser un proyecto independiente, un “nuevo producto” que tienes que lanzar. Ten muy claros los objetivos a cumplir y ponte con ellos ya.
Mientras escribo este artículo tengo a sólo unos metros de mí una Xbox360 y mi colección de DVDs. ¡Claro que me tientan! Pero mi trabajo es este, y hasta que lo complete no me dejaré —o lo intentaré— entretener por esas maravillas.
Por supuesto que con frecuencia me están susurrando a lo Gollum “ven a mí”, pero tengo claras mis prioridades, mis objetivos para el día. Mi proyecto es este, estoy comprometido con él y no voy a ver una película hasta que lo complete con éxito. Ése será además mi premio y recompensa por un día de trabajo intenso. Te lo mereces. Si entiendes el “ocio casero” como un premio al trabajo bien terminado evitarás que te tiente o te distraiga mientras lo desarrollas.
Yo no puedo evitar que alguien llame al timbre de la puerta, eso no está en mi mano. Pero que me ponga con Twitter, a contestar mensajes en Facebook o subir imágenes a Flickr, sí. Las distracciones electrónicas a veces se cuelan sin querer por una rendija pero si no ponemos todos nuestros medios para evitarlas, les estaremos abriendo la puerta de par en par.
Sobre todo con las tareas o actividades más delicadas procura cancelar y cerrar todo aquello que no te aporte nada y pueda ser fuente de distracciones.
Piensa además que, en la medida en que elimines esas distracciones, podrás completar antes tu trabajo y disfrutar de tu ocio y tus aficiones, leer novelas, ir al gimnasio, jugar con tus hijos, etc.
Si vives solo sin duda te costará menos y es mucho más fácil controlar los aspectos externos. Pero tener a tus churumbeles correteando a tu lado, a tu marido haciéndote observaciones de forma continua o a tu madre preguntándote qué te apetece comer… es todo un reto.
Puedes tomar ciertas “medidas preventivas”: habla con ellos y explícales la importancia de que no te molesten, hazlo de un modo constructivo y positivo y lo entenderán más fácilmente, cierra la puerta, avísales —en voz alta— que te metes en tu santuario y nada de interrupciones, etc. En definitiva, intenta atajar esas interrupciones antes de que se puedan presentar.
En la medida en que elimines las distracciones, podrás completar antes tu trabajo y disfrutar de tu ocio, tus aficiones, tu familia y “alargar” más el día.
En mi casa me “abrasan” a llamadas de telemárketing. Tengo un teléfono fijo que permite silenciar el tono de modo que, aunque llamen, ni me entero ni me preocupo ni me interrumpen. Es al final de la mañana o de la tarde cuando reviso las llamadas y las devuelvo si hay alguna importante.
Por otro lado, especialmente cuando vayas a hacer tareas que requieran gran concentración, silencia tu móvil y ponlo boca abajo, sin ver siquiera la pantalla. Es muy posible que en esa hora u hora y media mientras completas tu tarea te llame alguien. Que te dejen un mensaje el buzón de voz y ya les devolverás la llamada. Estas sí que son las distracciones que podemos y debemos atajar. El primer beneficiado serás tú.
Trabajar con música es una gozada. Yo lo hago durante buena parte del día pero trato de perder muy poco tiempo en ello y sobre todo de no despistarme. La música que nos acompaña en el trabajo tiene que servir de ayuda y de complemento a nuestra concentración y serenidad. No se trata de desarrollar en paralelo nuestra faceta oculta de DJ exprimiendo al 200% nuestro subwoofer y que tiemble toda la casa.
Si estamos más pendientes de la canción que viene ahora, de buscar nuevos discos o de ordenar nuestra música, no estaremos trabajando en “nuestro proyecto”. Recuerda tus prioridades con frecuencia y verás que todo lo demás será secundario.
Es importante refrescar nuestra mente y reciclar nuestros ciclos de atención con frecuentes descansos entre tarea y tarea. Hazlos cortos pero más frecuentes y, sobre todo, piensa para qué valen antes de empezarlos.
Nada de decir “voy a encender un momento la TV a ver cinco minutos no-sé-qué”. ¡Estás trabajando! Piensa que esos cinco minutos son para descansar. Abre la ventana o sal al balcón si puedes, que te de el aire o el sol y estira el cuerpo. Luego vuelve a tu mesa y continúa con “tu proyecto del día”. Ya llegará el momento de poner la TV, la PlayStation o ese divx que te has bajado de Rapidshare. Pero eso será tras concluir tu trabajo.
Además, para que de verdad sea efectivo, es importante que ese descanso lo hagas alejado de la mesa en la que trabajas. Tu descanso no puede —no debe— ser “voy a ver qué comenta la gente en Twitter”. El descanso tiene que ser una actividad completamente distinta a la que estabas haciendo.
Por otro lado, en la medida que te ayude, valora muy en serio la posibilidad de hacer una pequeña siesta después de la comida. No se trata de hacer el siestorro del siglo de hora y media sino de una pequeña cabezada reponedora, de 15 ó 20 minutos a lo sumo. Más sería contraproducente. Te ayudará a recargar pilas y te dará la energía suficiente para el último empujón del día. Es fascinante la capacidad reconstituyente de esos pocos minutos… te “pueden dejar nuevo”.
Si entiendes el “ocio casero” como un premio a tu trabajo evitarás que te tiente o te distraiga mientras lo desarrollas.
Aquellos que me seguís en en Twitter me oís decir casi a diario esta frase: “Cerrando el kiosko”. Significa que se acaba la jornada de trabajo pero de verdad. Con el ordenador tan cerca, con el portátil que te lo puedes llevar al sofá y mirar una página web, contestar a un correo o leer unos cuantos feeds, es una tentación mezclar el trabajo y el ocio. Tienes que poder y saber separar ambas actividades y poner un muro mental, y físico si es necesario. Es importante para garantizar un mínimo de frescura, evitar que “te quemes” y sacar el mayor partido a cada momento.
Del mismo modo que cuando estamos trabajando en casa evitamos el entretenimiento para impedir que se convierta en una distracción para nuestras tareas, cuando estamos descansando, tenemos que estar descansando. Nada de levantarse a “mirar cinco minutos una cosa”. Yo cuando entro en “modo relax” ni contesto correos ni miro Twitter ni abro páginas web. Ya habrá tiempo de sobra, al día siguiente, de hacerlo en mejores condiciones y a su debido tiempo. Tu descanso es tu descanso.
Este último punto debe ser siempre una constante en nuestra búsqueda de la Productividad. Que yo esté “feliz” por trabajar en casa no significa que todo vaya bien, que lo esté haciendo bien o que no pueda mejorar aquí y allá. Como personas que buscan la mejora continua debemos volver con frecuencia sobre nuestros hábitos y nuestros métodos, analizarlos y modificarlos si lo consideramos necesario.
Piensa siempre que en último término los beneficiados de esos constantes cambios y ajustes serás tú, y tu familia también. Afinar tus rutinas diarias te permitirá trabajar y terminar antes tus tareas y podrás dedicar ese preciado tiempo a ti y a los tuyos. Podrás “exprimir y alargar” más el día.
La imagen es de www.amdarquitectura.com.ar/informatica.php
VAMOS A CONOCERNOS
Reglas: Es más difícil de lo que parece!. Usa la primera letra de tu nombre para contestar a cada una de las preguntas. Tienen que ser reales, no te inventes nada!. No puedes usar ninguna palabra dos veces y tampoco puedes usar tu nombre para responder a la pregunta de Nombre de Hombre/Mujer. ¡Que te diviertas!
1. Tu nombre:
2. Una palabra de cuatro letras:
3. Un nombre de hombre:
4. Un nombre de mujer:
5. Una profesión:
6. Un color:
7. Algo que te puedas poner:
8 . : nadie se ha dado cuenta k falta la 8?
9. Una comida:
10. Algo que se encuentre en un cuarto de baño:
11. Un lugar:
12. Una excusa para llegar tarde:
13. Algo que gritas:
14. Título de una película:
15. Algo que puedes beber:
16. Un grupo de música:
17. Un animal:
18. El nombre de una calle:
19. Una marca de coche:
20. Título de una canción:
OS INCLUYO UN ARTICULO DE UN BLOG MUY INTERESANTE. ME GUSTA EL PUNTO DE VISTA DEL AUTOR, CREO QUE ES ADECUADO A LOS TIEMPOS QUE VIENEN.
LAS MARCAS LIQUIDAS
(http://abladias.blogspot.com/)
Las marcas nos enamoran y nos aburren. A veces son dulces, pero a menudo pecan de empalagosas. Las llamadas marcas blancas triunfan no sólo por el precio, sino también porque no dan la lata innecesariamente. Una marca debería ser como agua para el pez: está ahí pero no se nota. Es imprescindible, pero no es LA protagonista.
"Be water, my friend" podría convertirse en el nuevo mantra de cualquier departamento de marketing.
1) Si te necesito estás.
2) Si no te necesito, estás, pero yo no lo noto.
3) Si te llamo, coges el teléfono y me solucionas mi problema.
4) Si quiero adquirirte, estás en el lineal o en Google.
5) Si mis ondas mentales están en Sildavia, tú no insistes en mostrarme Babia.
6) Me haces feliz, y no sabré decir por qué ha sido.
7) Si necesito información concreta, me la proporcionas, recordando que la fuente no es lo importante, sino la información.
8) Si no sé lo que quiero, tú piensas por mí y me lo ofreces, haciéndome creer que he sido yo el que he pensado.
9) Antes de preocuparme, me llamas para dejar mi mente en reposo.
10) Te adelantas a mis necesidades, y no me pregunto por qué te escojo a ti una y otra vez.
11) Desapareces de mi radar como el agua, y apareces cuando te necesito.
Convertirse en una marca líquida va en contra de la costumbre de hacer omnipresente el nombre de la empresa: pon a tu marca por encima de todas las cosas. Pero todo cambia, y el consumidor prefiere poner a su familia, sus amigos y sus intereses, por encima de todas las marcas. Convirtiéndonos en una marca líquida, ganaremos la batalla de la "no atención".
Fernando Polohttp://www.blogger.com/profile/18232690286037286633noreply@blogger.com9
LA IMAGEN ES DEL BLOG: http://www.jardineria.pro/tag/ahorrar-agua
Código deontológico de MBA según unos estudiantes de Harvard
Es curioso extraído del blog
http://www.santigarcia.net/2009/06/un-codigo-deontologico-para-los-mbas.html
me quedo con la primera frase que os traduzco y el resto lo dejo en inglés.
“Como manager, mi propósito es servir al mayor bien común, reuniendo a las personas y a los recursos para crear valores que una persona individualmente no puede construir sola.”
As a manager, my purpose is to serve the greater good by bringing people and resources together to create value that no single individual can build alone. Therefore I will seek a course that enhances the value my enterprise can create for society over the long term. I recognize my decisions can have far-reaching consequences that affect the well-being of individuals inside and outside my enterprise, today and in the future. As I reconcile the interests of different constituencies, I will face difficult choices.
Therefore, I promise:
En el siglo pasado, un turista americano visitó al famoso rabino Chofetz Chaim... Y se quedó asombrado al ver que la morada del rabino consistía, sencillamente, en una habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una cama, una mesa y una banqueta. - Rabino, ¿Dónde están sus muebles? preguntó el turista. - ¿Dónde están los suyos? replicó el rabino. - ¿Los míos? respondió sorprendido; pero si yo sólo soy un visitante y estoy aquí de paso, dijo el americano.
- Yo también, dijo el rabino.
Un abrazo. Mari Cruz
http://cruzcoaching.blogspot.com/2009/06/petalo-96-necesitas-muebles.html
Estoy de acuerdo con la historia, somos una visita. Casi nada es nuestro. Estoy en epoca de crianza y sobre la productividad me gustaría decir algo que me ronda ultimamente.
No tengo tiempo para nada más en mi vida que tratar de criar tres hijos y desarrollar un trabajo a jornada completa. Y en ambos siento que no es más que un contrato temporal. La temporalidad laboral y la temporalidad vital suponen que no tienes tiempo para hacer todo lo que crees que deberías hacer y sobre todo para conseguir lo que se supone que has de conseguir.
La productividad en algo tan real e indefinido que tu vida real no tiene que ver con la productividad en el marco de las 7 horas y media de trabajo con items definidos de consecución de objetivos. La carrera profesional y la realidad familiar imagino que van más allá de eso.
Sin embargo la contaminación de lo que llamamos productividad, de los procedimientos que definen la eficacia y la eficiencia están ahí y nos llega a "ensuciar" nuestra vida doméstica y nuestras aspiraciones profesionales.
Me siento muy improductiva, muy anarquica (soy incapaz de escribir aunque reflexione). Mi trabajo sigue siendo temporal, siento que todavía tengo tantas cosas que conocer y actualizarme y no tengo tiempo para ello. Siento que debo pertenecer a un montón de redes virtuales e incluso virtuosas, pero sigo sin tener tiempo.
Como consuelo y posible conclusión diría que mis tres hijos ya expresan opiniones y me cuentan cosas sobre como ellos ven el mundo e incluso tratan de explicarmelo. Si eso no es productividad, no se lo que será.
la ilustración es de un bonito blog de Alex. http://www.ilustracionweb.com.ar/wordpress/index.php/page/18/
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